No es secreto para nadie que el año pasado el mundo perdió una de las
personalidades mas creativas de todos los tiempos, Steve Jobs, fundador de
Apple. Los impactos del Sr. Jobs fueron, para ponerlo de una manera sencilla,
increíbles.
Cuando pensamos cual podría ser nuestro impacto en el mundo, si nos
comparamos con aquellos del Sr. Jobs, nos quedaríamos muy cortos, nos podríamos
hasta deprimir con nuestra poca contribución a la sociedad. Es una experiencia
abrumadora sentarse a pensarlo.
Pero el Sr. Jobs escribió extensamente, motivando a personas a hacer lo
mejor que sus habilidades le permitan, comprendiendo que no todos tenemos la
habilidad de alcanzar metas tan significativas.
Cuando pensamos en el deporte de la natación, debemos verlo con una visión
muy similar. Cuanto esfuezo estamos poniendo en nuestra preparación y con que ímpetu
estamos tomando todos los aspectos de la misma? En muchos de los casos, el
impacto que tenemos en nuestra propria preparación es…mediocre? Nos inspiramos
a nosotros mismos y a otros? Nos motivamos mutuamente a alcanzar nuestras metas
y/o ayudamos a otros a alcanzar las suyas? Mientras el número de personas al
que tenemos la oportunidad de impactar puedo no ser tan grande como el de el
Sr. Jobs, la calidad de ese impacto puede ser de la misma profundidad o
importancia. La conexión personal que puede crearse entre atletas, al
mostrarles que sus éxitos nos importan, puede llevar a otros atletas a alcanzar
un nivel de compromiso y dedicación más alto.
Desde el punto de vista de los atletas, el Sr. Jobs puede clasificarse
como un atleta olímpico. En realidad el clasificaría para su inclusión en el Salón
de la Fama del Olimpismo Internacional. Si tuviéramos el estándar de el como
meta, lamentablemente todos fracasaríamos. Eso nos deja con la siguiente
pregunta: Que pudiéramos hacer como nadadores para alcanzar ese nivel? Si no
hay posibilidades de alcanzar el nivel de performance de un Michael Phelps,
Ryan Lochte o Jason Lezak? En realidad lo que pudiéramos hacer es sencillo,
alcanzar una meta que pensábamos era inalcanzable. Hay muchos casos de atletas
que han sobrepasado las expectativas de otras personas, para llegar a
alcanzar lo que parecía inalcanzable. Estos son resultados que se quedaran con
nosotros para siempre y el aprender la relación que existe entre el esfuerzo y
la recompensa es una de las lecciones mas importantes de la vida. No es
necesario tener el potencial de ser un atleta olímpico para vivir nuestra vida
como uno. Al practicar día a día con la misma intensidad y con la misma calidad
de movimientos que tiene un atleta olímpico, todos podemos lograr ser mucho
mejores que lo que jamás pensamos ser.
Promedio y mediocre no son palabras que los atletas usen con frecuencia,
tampoco personas como Steve Jobs. La mediocridad en los negocios es llegar a
trabajar a las 9:00am e irse justo a las 5:00pm. La mediocridad en los deportes
es hacer lo mínimo y esperar resultados excepcionales. Ahora, como superamos la
mediocridad? Descubriendo lo instintivo y sobrepasando el comportamiento
mediocre. En los negocios, no terminar una tarea, pero resolviendo problemas
creados por la demanda de esa tarea…encontrar una mejor manera (Steve Jobs). En
los deportes, descubriendo cuando se descansa y se relaja y llenando esos
espacios.
No pateando al empujarse de la pared? Mediocre.
Llene el espacio. No se aproxime a la pared de manera agresiva? Mediocre. Llene el espacio.
La práctica comienza a las 6:00am, usted
se aparece a la misma 6:00am? Mediocre. Llegue temprano para hacer su calentamiento activo Jalarse
del carril? Eee... completamente
mediocre. Elimine eso! No colocarse en posición fleja o streamline? Peor que mediocre Llene el espacio.
La clave aquí es identificar la parte de nuestras vidas que es
“promedio” y poner lo mejor de nosotros para sobrepasar ese promedio y hacerlo
grandioso. Vivir bajo ese estándar no es fácil y muchas veces nos quedaremos
cortos. Son aquellos que se quedan cortos con menos frecuencia que serán
ganadores exitosos.
Todo lo que tenemos que hacer es abrir bien los ojos, observar las
acciones de la gente exitosa, aprender lo que ellos hacen e intentar de poner
lo mejor de nosotros para usar esas acciones como modelos para las nuestras. No
es necesario ser un Steve Jobs, Michael Phelps o Ryan Lochte, lo importante es
poner el empeño para ser excelentes con nuestros propios retos.
Este articulo fue
traducido de uno escrito por Glenn Mills - productor de video de Go Swim y
miembro del equipo olimpico de los EEUU (1980).
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